2018: Intenso año electoral en Latinoamérica

Por Carmen Esquivel

La Habana (PL) América Latina registró en 2018 un calendario electoral muy dinámico, marcado por comicios para elegir presidentes en siete países, en un escenario complejo donde hubo avances y retrocesos para el futuro democrático regional.

Uno de los triunfos históricos lo constituyó el del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en México, al superar los 30 millones de votos en la jornada del 1 de julio.

En un contexto caracterizado por el auge de gobiernos de derecha y neoliberales, la victoria de AMLO en la segunda mayor economía regional renovó las esperanzas para la izquierda.
López Obrador alcanzó el 53,17 por ciento de los sufragios, un porcentaje que ningún candidato había obtenido hasta ahora, y superó con creces a su más cercano rival, Ricardo Anaya, de la coalición México al Frente, quien logró 22 por ciento.
Para el conocido politólogo argentino Atilio Borón, el triunfo de López Obrador es la confirmación de que el famoso «fin de ciclo progresista» no existe y que el proyecto de la derecha está muy lejos de consolidarse.
López Obrador, de 65 años, asumió la presidencia el 1 de diciembre con el compromiso de llevar a cabo una transformación profunda y radical para acabar con la corrupción, la impunidad y el calamitoso sistema neoliberal.
Si el triunfo de AMLO fue saludado en el mundo y constituyó una esperanza, las fuerzas progresistas vieron con preocupación el avance de la ultraderecha en Brasil, con la elección a la presidencia del ex capitán del ejército Jair Bolsonaro.
El representante del Partido Social Liberal (PSL) es un abierto defensor de las dictaduras que gobernaron el gigante sudamericano entre 1964 y 1985 y sus declaraciones racistas, machistas y homofóbicas han provocado el repudio de amplios sectores.
Pese a ello, en las elecciones del 28 de octubre el candidato del PSL se impuso con 55 por ciento de los votos, más de 10 puntos por encima de su rival, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
Son varios los expertos que han tratado de explicar porqué los sectores populares se inclinaron por un representante de ideologías fascistas.    Entre los factores mencionados por los analistas figuran el apoyo de las iglesias evangélicas, las campañas de mentiras desarrolladas por los medios de comunicación y las redes sociales, incluidas las Fake News (falsas noticias), y errores cometidos por el PT en la última década.
También incidió en el resultado el encarcelamiento del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, acusado de un delito de corrupción nunca probado, y que -según denuncias- tuvo como objetivo sacarlo del juego político para facilitar la victoria de la extrema derecha.
Lula fue encarcelado cuando todas las encuestas lo daban como favorito para ganar los comicios, incluso en primera vuelta. Esto obligó al PT a reemplazarlo y proclamar como candidato a Fernando Haddad, apenas unas tres semanas antes de la contienda.
Al igual que Lula, varios líderes de izquierda como las expresidentas Cristina Fernández (Argentina) y Dilma Rousseff (Brasil), el ex mandatario Rafael Correa y el ex vicepresidente Jorge Glas (Ecuador) debieron enfrentar durante los últimos tiempos las consecuencias del Lawfare, o lo que es lo mismo, el uso de instrumentos jurídicos con fines de persecución política.
Esto forma parte de toda una estrategia de la derecha y de Estados Unidos contra los gobiernos progresistas de la región, que ha sido aplicada también contra Bolivia y Venezuela, en este último caso a través de una ofensiva orquestada por la Organización de Estados Americanos y los países del llamado Grupo de Lima.
Las agresiones, sin embargo, no pudieron impedir el triunfo rotundo del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en la cita con las urnas del 20 de mayo, donde alcanzó más de seis millones de votos, que representaron el 68 por ciento de los sufragios.
En su discurso en el Palacio de Miraflores, luego de la victoria, el mandatario convocó a un gran diálogo nacional con todos los sectores políticos, sociales y económicos para trabajar por la recuperación y el desarrollo del país.
«Reencuentro, reconciliación, diálogo permanente es lo que necesita Venezuela y no peleas estériles», expresó el jefe de Estado.
Otros cuatro países latinoamericanos celebraron elecciones en 2018: Cuba, Costa Rica, Colombia y Paraguay.
En Cuba la Asamblea Nacional del Poder Popular eligió el 19 de abril, con el 99,83 por ciento de los votos, a Miguel Díaz-Canel como presidente de la República.
Díaz Canel, graduado como ingeniero electrónico y máster en Dirección, tuvo una amplia experiencia como dirigente estudiantil, fue primer secretario del Partido Comunista de Cuba en las provincias de Villa Clara y Holguín, ministro de Educación Superior y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
En su primer discurso tras la elección, el mandatario aseguró que Cuba ‘no hará concesiones contra su soberanía e independencia, no negociará principios ni aceptará condicionamientos’
Asumo la responsabilidad para la que se me ha elegido con la convicción de que todos los revolucionarios cubanos seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución, y también al ejemplo, el valor y las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario, declaró.
También en abril se realizó la segunda vuelta electoral en Costa Rica, donde Carlos Alvarado, del partido de centro izquierda Acción Ciudadana, ganó la presidencia con 60,6 por ciento de los votos, frente a su rival Fabricio Alvarado, del conservador partido Restauración Nacional, quien obtuvo 39.
De 38 años de edad, Alvarado es el segundo presidente más joven de la historia de Costa Rica y fue investido para ejercer el cargo en el periodo constitucional 2018-2022, el cual coincidirá con la conmemoración de los 200 años de la independencia del país.
Otro país latinoamericano que celebró comicios en abril fue Paraguay, donde Mario Abdo Benítez, candidato del gobernante Partido Colorado, se impuso por un estrecho margen del 46,44 por ciento de los votos, frente al 42,74 por ciento alcanzado por Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico, y candidato de la Alianza Ganar.
El nuevo presidente es hijo de Mario Abdo Benítez, ex secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, quien gobernó con mano dura el país entre 1954 y 1989, cuando más de 400 personas fueron asesinadas y 20 mil torturadas, según cifras de la Comisión Verdad y Justicia.
En su discurso de toma de posesión, el mandatario paraguayo prometió dar un golpe de timón para desterrar la corrupción y construir un sistema judicial que erradique la impunidad.
Particular importancia revistieron este año las elecciones en Colombia por ser las primeras luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), convertidas ahora en partido político.
En la segunda ronda, celebrada el 17 de junio, se impuso con el 54 por ciento de los sufragios Iván Duque, candidato del partido de derecha Centro Democrático, fundado y liderado por el ex presidente Álvaro Uribe.
Pese al triunfo de los sectores más conservadores, analistas consideran como históricos los ocho millones de votos, que representaron el 41,81 por ciento de los sufragios, alcanzados por el representante de la izquierda, Gustavo Petro, del movimiento Colombia Humana.
Al igual que en 2018, América Latina tendrá en 2019 un año electoral intenso, con comicios para elegir presidente y vicepresidente en El Salvador, Panamá, Guatemala, Bolivia, Argentina y Uruguay, los cuales podrían reconfigurar el mapa político latinoamericano.

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